martes, noviembre 14, 2006

¿Un peligro para México?

En unos días, la Señorita Desafuero se ceñirá una banda tricolor made in Taiwán acompañada de sus leales apóstoles. Al margen del evento, ya de por sí tragicómico, no me explico cómo éstos no prorrumpen en carcajadas cada que alguien los anuncia como, entre otros, el Señor Secretario de la Honestidad y de la Austeridad Republicana.

No se olvida que Rayito nunca se haya deslindado del camarada Chávez, ni de sus Panchos Villas, ni del de las ligas, ni de los APPOS —tan generosos a la hora de ofrecerle los despojos de su ciudad para llevar a cabo la charada—. Pero la realidad es que, aunque hubiera sido víctima del peor de los complots, aunque hubiera sufrido el más elaborado y maquiavélico fraude electoral del que se tenga memoria desde aquel que perpetraron Bartlett y Camacho —¡ups!—, AMLO se ha dedicado a convertirse en una patética caricatura de sí mismo, poniendo bajo la lupa sus enormes carencias intelectuales y de carácter. Sí, ahora da risa. Pero no quiero imaginarme qué hubiera pasado con semejante personaje en el poder.

A pesar de lo gastado del discurso, el asunto no es uno de ideologías. Quienes defienden o defendían a AMLO no lo hicieron por izquierdistas: no veo al tabasqueño discutiendo vicisitudes económicas o sociales más allá de su apolillada teoría del compló. Tampoco sus detractores eran necesariamente de derecha. Porque ni la derecha ni la izquierda pueden, por sí mismas, construir o destruir nada: los partidos socialistas europeos son modelos de previsión social, y el capitalismo americano, con todos sus bemoles, le produce a sus ciudadanos uno de los menores índices de pobreza del mundo. Por otro lado, las dictaduras fascistas sumieron a sus pueblos en la miseria y en la opresión, igual que sus contrapartes rojas en el resto del planeta. No, el vicio no está en el color, sino en quien lo secuestra para volverlo coartada y pertrecho de las peores atrocidades. Para, en suma, otorgarse el poder de imponerle a sus gobernados una voluntad —una vía, un credo, un camino— sin posibilidad de disenso ni de crítica.

Allí está el verdadero peligro para México. O para cualquier sociedad libre y en busca de una prosperidad armoniosa y duradera: al infierno las uniones gay. La prensa es un instrumento del compló. Los ricos son frívolos e ignorantes. La ultraderecha revocará el Estado laico. La izquierda quiere destruir nuestros valores. Y yo, y sólo yo, soy el camino, la verdad y la vida. Línchese a quien se linche, jódase quien se joda.

roberta@mty.milenio.com